Es un monstruo grande y pisa fuerte: la corrupción en el sector salud

Artículo de Opinión

Saúl Elguera

La icónica frase de origen argentino “Es un monstruo grande y pisa fuerte…” no hace referencia directamente a la corrupción, pero fácilmente puede describirla.

La icónica frase de origen argentino “Es un monstruo grande y pisa fuerte…” no hace referencia directamente a la corrupción, pero fácilmente puede describirla. Es que la corrupción es un monstruo, tiene miles de cabezas, ataca diferentes aspectos de la sociedad y sus principales víctimas son los más pobres y marginados.

Aunque no existe un concepto uniforme para definir la corrupción, algunas instituciones internacionales como el Banco Mundial, Transparencia Internacional y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la entienden como: el mal uso del poder encomendado para beneficios personales

Las consecuencias de este problema son múltiples y diversas, pero es en el sector salud donde se traducen en una cuestión de vida o muerte. Literalmente. La vida de gente como usted o como yo, la de sus padres, de un amigo o un vecino. Algunos estudios que respaldan ello son Gupta (2000) donde se concluye que los países con altos valores de corrupción cuentan con elevadas tasas de mortalidad infantil y Friedman (2018) en el que se encuentra que la reducción de muertes por SIDA ha sido significativamente más lenta en países con grandes niveles de corrupción. 

De manera más general, este leviatán afecta: el acceso, la calidad, la equidad, la eficiencia y la eficacia del sector salud. Pero, ¿por qué el sector salud es tan vulnerable a este monstruo? Hussman (2020) menciona que este sector es principalmente vulnerable a la corrupción debido a diferentes factores como:

a) las grandes cantidades de recursos que ingresan y salen a través de este sector, convirtiéndola en una oportunidad lucrativa para el abuso y la ganancia ilícita,

b) la asimetría de la información, no todos los actores involucrados cuentan con la misma información, por ejemplo, los proveedores de suministros médicos tienen mayor información sobre sus productos que las reguladoras que presionan para garantizar su calidad, 

c) la gran cantidad de actores que intervienen, lo que dificulta la detección de problemas como los conflictos de intereses y

d) La complejidad y fragmentación de los sistemas de salud.

Un claro ejemplo en donde se conjugan estas vulnerabilidades, y como estoy seguro usted ya se imaginaba, es el sector de salud del país, según el estudio titulado “Vulnerabilidades a la corrupción en el sector salud: perspectivas de América Latina en los sub-sistemas para los pobres” el sector nacional que provee salud a los más necesitados presenta las siguientes vulnerabilidades:

a) A nivel de la gobernanza y liderazgo, el Ministerio de Salud (MINSA) es considerado una institución con un sistema de control y supervisión mal dirigido y débil, con poca atención a determinar si los fondos se gastan eficientemente. Mientras que, por parte de la sociedad persiste una alta tolerancia a las ineficiencias del sector y a la prevalencia de prácticas no éticas y corruptas;

b) a nivel de la gestión de recursos humanos, la falta de transparencia en los perfiles para las posiciones, anuncios de vacancias y una multitud de diferentes acuerdos contractuales con grados importantes de discrecionalidad exponen al área de contratación a corrupción, favoritismo e interferencia política; y

c) a nivel de medicamentos y suministros médicos, en las normativas vigentes se encuentran «trucos» legales para eludir las normas de adquisiciones competitivas y transparentes, siendo estos procesos particularmente vulnerables al soborno y colusión, a veces incluyendo la creación de carteles.

Si quisiéramos mencionar ejemplos sobre cómo estas vulnerabilidades han facilitado la vida de la corrupción en el sector salud del Perú podríamos tomar algunas de los más de 1400 casos de corrupción relacionados con la adquisición de productos necesarios para lucha contra la covid – 19 registrados en las fiscalías especializadas en este tema solo durante marzo y agosto del 2020.

O tal vez, podríamos recordar el “Vacunagate”, el escándalo internacional que destapó el tráfico de vacunas contra la covid-19, fue la principal razón de la caída de todo un gobierno y me recordó que aún, está más viva que nunca la famosa frase: el peor enemigo de un peruano es otro peruano.

La pregunta final que nos podríamos hacer es, dado este panorama, ¿podemos luchar contra este monstruo? Mi respuesta, es que sí, aunque no seamos caballeros de plata montados en un blanco caballo, como menciona Hölge (2020) podemos empezar con pequeñas acciones como: (i) conocer nuestros derechos como ciudadanía responsable, (ii) enseñar a niños y niñas que la corrupción es inaceptable, (ii) denunciar casos relacionados a corrupción, (iii) rehusar el pago o la aceptación de sobornos, y (iv) exigir a las autoridades que la lucha contra la corrupción forme parte de todas las políticas de desarrollo.

De esta forma y aunque sea un camino largo, cortaremos las cabezas de este vestiglo, seremos más grandes que él y no nos dejaremos aplastar. 

 

Referencias

Friedman , W. (2018). Corruption and averting AIDS deaths. World Development.

Gupta, S., Davoodi, H., & Tiongson, E. (2000). Corruption and the provision of health care and education services. Washington, DC: International Monetary Fund.

Hölge, K. (Junio de 2020). El Universal. Obtenido de https://www.eluniversal.com.mx/opinion/kristian-holge/covid-19-y-corrupcion

Hussmann, K. (2011). Vulnerabilidades a la corrupción en el sector salud: perspectivas de América Latina en los sub-sistemas para los pobres. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Hussmann, K. (2020). Corrupción en el sector salud. CMI.

Autor

  • Jhonatan Saúl Elguera Quispe

    Bachiller de la carrera de Economía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ex becario del XVIII Curso Anual de Extensión Universitaria del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (OSINERGMIN). Con experiencia en la formulación de políticas públicas del sector industrial y comercio, manejo de microdatos y series nacionales para la creación de indicadores socioeconómicos y políticos, así como, modelos de corte micro y macro econométrico. Actual asistente de investigación del Área de Estudios de Opinión del Instituto de Estudios Peruanos y asistente de cátedra de los cursos de matemática y econometría de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNMSM.

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