LAS UNIVERSIDADES Y EL RETORNO A LA PRESENCIALIDAD

Artículo de Opinión

LAS UNIVERSIDADES Y EL RETORNO A LA PRESENCIALIDAD

Por Miluska Camacho

La declaración de la cuarentena total por la COVID-19 en el Perú demostró que el país cuenta con un sistema educativo ineficiente. Frente a esta crisis, se implementó un plan de acción de educación a distancia mediante radio y televisión para que miles de niños y jóvenes continúen estudiando, ya que existe una brecha de conectividad para el dictado de clases en modalidad virtual. Bajo este escenario, se debate sobre el retorno a clases en colegios públicos y privados. Sin embargo, la educación superior universitaria es poco analizada por las políticas públicas y no presenta avances respecto al retorno a la presencialidad.

 

Uno de los problemas de este nivel educativo es la deserción universitaria. Según el Ministerio de Educación (MINEDU), la deserción en las universidades privadas durante el semestre 2020-1 fue de 22.3%, mientras en el 2020-2 disminuyó a 18.9%. Esta disminución se atribuye al otorgamiento de becas, facilidades de pagos, acceso a herramientas tecnológicas y conectividad. En las universidades nacionales, el 9.9% de estudiantes fueron desertores durante el semestre del 2020-1 y respondería a que en estas instituciones hay más jóvenes de escasos recursos y de zonas alejadas con mayor presencia de brecha de conectividad.

 

Las clases presenciales representan una solución al problema de la deserción universitaria multicausal, a las deficiencias de aprendizaje y a la atención psicológica – emocional de los estudiantes. Por eso, es importante impulsar el retorno progresivo, priorizando el uso de ambientes o laboratorios para carreras de las áreas de ciencias de salud y ciencias básicas. Dada la urgencia de recuperar las horas de prácticas pendientes desde el 2020. A medida que se controle la COVID-19, el aforo en las aulas retomará su nivel pre pandemia.

 

Para que esto suceda, deben considerarse temas específicos como el proceso de vacunación, el transporte público, la infraestructura de las universidades y los protocolos de bioseguridad. Aquí los principales avances de cada una de las condiciones mencionadas:

 

Respecto al proceso de vacunación es necesario precisar dos grupos: el docente y el estudiantado. La edad máxima de un docente universitario es de 70 años, según la Ley N°30220 y el aproximado de la edad mínima es 40. Según el cronograma de vacunación ofrecido por el gobierno, se afirma que el sector docente universitario está dentro de la población vacunada. En el caso de los estudiantes, el rango de edad está entre 17 y 22 años, y según cronograma, estarían vacunados a fines del 2021.

 

Por otro lado, la mayoría de los estudiantes se trasladan en vehículos de transporte público. Por eso, de darse el retorno total de los estudiantes a clases presenciales, generaría un incremento en el uso de este servicio, aproximándose a niveles pre pandemia. Los vehículos de transporte público deberían cumplir con los protocolos de bioseguridad. Adicionalmente, las universidades podrían poner a disposición sus vehículos para el traslado de su comunidad universitaria, disminuyendo su exposición.

 

La infraestructura representa un factor crucial para el retorno a la presencialidad. Según el Reglamento de Edificaciones para uso de las Universidades, el espacio por estudiante – carpeta, dependerá del tipo de aula, entre ellas están: aulas de piso plano o en gradería, aulas tipo auditorio, talleres y laboratorios, laboratorios de computación y sales de estudio, y por último, bibliotecas y centro de información (sala de lectura o trabajo). Las aulas con menor distanciamiento social, son las de tipo auditorio, con 0.90 m2 por estudiante – carpeta. Por lo que se recomienda que sean reacondicionadas según los protocolos de bioseguridad establecidos en otros países y/o disminuir el aforo al 50%, permitiendo más espacio entre cada estudiante.

 

Adicional a lo mencionado, los protocolos de bioseguridad deberán incluir la desinfección a la hora del ingreso y los cuidados dentro de las instalaciones. Estas deberán contar con un adecuado funcionamiento de los servicios de agua, de limpieza, presencia de jabón en los baños y dispensadores de alcohol o alcohol en gel cada cierta distancia o dependiendo de los ambientes en funcionamiento.

 

Las condiciones mencionadas en conjunto y el consenso de la comunidad universitaria (autoridades, docentes y estudiantes) permitirían el retorno a la presencialidad con el menor riesgo de contagio, considerando que, en la actualidad, la COVID-19 tiene diversas variantes. Cabe resaltar que para lograr un adecuado desarrollo del sector educativo universitario, el uso de la virtualidad deberá potenciarse a la par.

* Las opiniones expresadas en el presente artículo son responsabilidad exclusiva del autor/a y no necesariamente representan la opinión, sentir y posición de Evidencia: Observatorio de Políticas Públicas para el Desarrollo.

Autor

  • Miluska Camacho

    Estudiante de octavo ciclo de la Facultad de Ciencias Económicas Integrante de la Campaña Peruana por el Derecho a la Educación Encargada de la Comisión de Gestión Documentaria en Avancemos Coordinadora de Recursos Humanos en Econozcamonos

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