Una cosa es con cajón, y otra con guitarra reza un dicho muy popular. Y esto parece estar en la cabeza de quienes ayer fueron duros críticos y ahora tienen la responsabilidad de gobernar nuestro país, lo cual no se circunscribe únicamente al poder ejecutivo, sino también al legislativo. En el caso del primero, la inestabilidad es marcada. En solo 9 meses, hemos tenido cuatro presidentes del consejo de ministros, tres ministros de salud y tres presidentes de EsSalud. El Congreso, por su parte, tampoco ha aportado mucho a la agenda sanitaria. En este mismo periodo no existe una sola ley relevante que resaltar.
Después de dos años de pandemia COVID-19, con su devastadora estela de muerte y empobrecimiento, esperaba un liderazgo diferente. De hecho, el discurso inaugural del Presidente Castillo así lo reconoció y planteó dos promesas: vacunar a toda la población contra la COVID-19, y construir las bases de un sistema único, público, de salud. Luego de un auspicio inicio los primeros meses, la vacunación se desmorona como producto de pésimas decisiones presidenciales. Hoy solo tenemos al 50% de la población con tercera dosis. Sobre el sistema único de salud, quedó en el puro enunciado. El Congreso, en ese mismo tiempo, solo se limitó a censurar al ministro de salud.
Sin norte ni programa; sin legisladores ni gestores, la salud del país viaja a la deriva.
Somos un espacio de investigación socioeconómica que analiza el impacto de las políticas públicas. Esta misión es abordada por estudiantes, egresados y profesionales.
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